domingo, 31 de octubre de 2010

Border

Si te digo que vivo sola, a los 28 años, seguro te imaginás cualquiera.

La realidad es que éste maldito Halloween que nos metieron a la fuerza marketinera más deprimente, me encuentra…
A- Tomando té con leche;
B- Lamentando los dolores de un cuerpo que ya no se recupera tan rápido como antes, y
C- Escuchando tango.

Ok.

Si yo te digo algo así, te vas a imaginar a una maníaco depresiva, y desde ya te digo que no. Lo hago por placer.

Pero como seguro que también te vas a imaginar que soy la persona más aburrida del universo, prefiero mentirte y decirte que no, que estoy en medio de una joda tremenda, rodeada de chongos, dispuestos a poseer éste cuerpo - que es un fuego, obvio -, a como dé lugar.

Ahí tenés. Estoy de joda. Un Domingo.

Ahora soy divina, no? Lo sabía.

jueves, 21 de octubre de 2010

Es hora

La idea de hoy era muy simple.

Iba a contarles sobre un accidente de tránsito que tuve con unos amigos, en el que el auto en el que íbamos quedó bastante hecho pelota, y cómo nosotros, con unos golpes apenas y luego de pasado el miedo tremendo, terminamos exteriorizando el mayor susto de nuestras vidas haciendo los chistes más idiotas del mundo.
Quería dar vuelta la situación, y de verdad contarles todas y cada una de las pelotudeces que dijimos.

Iba a empezar por contarles que hoy salimos temprano del trabajo y que, como a mi bella amigota N la pasaban a buscar, mi hermanito menor del corazón E y yo decidimos subirnos al mismo auto que ella, dispuestos a salir lo antes posible de una de las zonas más caóticas de Capital.

Luego les diría que, más allá de que el conductor tenía una actitud bastante canchera y algo pedante, tuvimos la pésima suerte de que, en la cuadra en la que más rápido venía, se le cortaran los frenos. Los autos de la otra mano arrancaron, y aunque los primeros nos esquivaron, dos no pudieron y nos hicieron pelota.

El primero, dio en la puerta del conductor, y ni lo vi, pero pensé que a nuestro conductor le había roto una gamba. El segundo, un taxi, dio del lado trasero izquierdo, del que yo iba, y me di la cabeza contra la puerta.

Seguramente, hasta les hablaría sobre el pánico que sentí al ver que tantos autos se nos venían encima y nosotros, sin manera de esquivarlos.

Para los que nos conocen, les aviso que todos estamos bien, y el parte médico-psicológico es el siguiente:
1- N tiene un golpe en la pierna, de esos que se te transforman en algo parecido a un huevito kinder, y una culpa que me parte el corazón. Te amo, N!!! Relax!!!!
2- Para E, el choque representó una molestia en la mano izquierda, cosa que a un gimnasta acróbatico no le viene nada bien en momentos en que se está preparando para viajar al mundial de Francia 2010 de su disciplina (sí, mi amiguito es asíííííííííííííí de groso, y eso que tiene la otra mano vendada por haberse sacado de lugar un dedo, hace unos diez días, durante una práctica, y que se acomodó él solito).
3- Por mi parte, el golpe en la cara se me inflamó, está rojo, y parece un raspón. Y a nivel dolor, me molesta un poco la mandíbula y la frente del lado izquierdo, y la rodilla también, pero nada que un antiinflamatorio del doctor ahorro no pueda solucionar.

Podría seguir escribiendo más aún sobre todos y cada uno de los interminables estados de ánimo por los que pasamos, y cómo terminamos jugando al 17 en la lotería, a la cabeza y hasta los diez, de nacional y provincia, para ver si las “coincidencias timberas” de verdad existen.

Pero como la adrenalina ya pasó, lo que me queda por decir es que – luego de un lógico llanto por pensar en lo que podría haber sucedido si nuestro semáforo estaba en rojo – siento un enorme agradecimiento al Dios en quien creo por haber hecho que nadie terminara físicamente mal luego del choque, que mis amados hermanos de la vida estén bien, y en que hay cosas que siento que el destino me está gritando en la cara. Porque si yo no trabajara en ese lugar que tan poco tiene que ver con mis verdaderos deseos, y me animara de una vez por todas a buscar lo que sí quiero, existe la probabilidad – por más pequeña que sea - de que nada de esto hubiera sucedido.

lunes, 18 de octubre de 2010

Freud: dedicamela!

En medio de un listado completamente aleatorio, diviso un link que dice “escena lésbica”. Lo abro.

Cuando me enfrento a la cruel verdad descubro que, en realidad, el título decía “escena bélica”.

Ok. Yo estoy al horno… pero también estoy segura de que un par de ustedes bien podría ponerme las papas alrededor.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Viejas son las Lolas

Una buena manera de tomar verdadera conciencia del paso del tiempo (de TU tiempo) es, lógicamente, hacer un minucioso análisis de las actividades que realizas para “divertirte”.

Y sí, como a mi, tal evaluación te demuestra que, por ejemplo, pasaste de ir todos los años a Creamfields, a ir todos los años a Casa Foa, es porque definitivamente algo envejeciste.

Si, además, la humedad te jode los huesos, es mejor que vayas afinando el arpa.

martes, 12 de octubre de 2010

Voy a llamar a la cana y te vas a dejar de joder

Pero por el amor de Aldo Pastur!!!!!!!!!!!!!

Cuántas veces hace falta que le digas a un proyecto de ser humano que no, para que entienda?!?!?

Su obsesión nada tiene que ver con mi encanto – soy descaradamente antipática -, con mi belleza física – soy la doble de riesgo de Zulma Lobato -, y mucho menos con mi inteligencia – ustedes quiénes son?-. Pero resulta que, ahora, un señorito de lo más insoporteibl se me vino a hacer el gavilán pollero, y no sé como diablos hacer que vuele para otro gallinero sin tener que llegar a cargar una automática.

ODIO que me digan “bonita”.
ODIO que me digan “princesa”.
Pero sobre todo, ODIO que se crea que salí rajando del bar en el que nos conocimos porque, según sus palabras, me sentí “intimidada”.

La verdad es que lo único que me intimidó fue que no tuviera el más mínimo rastro de actividad neuronal. A éste no le da un ACV porque no tiene dónde.

No es gracioso ni por accidente, y trata de ser gracioso a la fuerza.

No es inteligente, pero se la pasa haciendo citas filosóficas que ni él entiende.

Y si encima, mientras todo mi lenguaje corporal demuestra que estoy al borde de una crisis psiquiátrica, se dedica a ignorar mi cara de ocote, y me pregunta “te puedo dar un besito?”, yo no puedo más que pensar en dónde podría enterrarle un tramontina.

Treinta años y dice “besito”.

Aja…

Si el espécimen en cuestión, aún no catalogado por Darwin ni por la National Geographic, se hubiera esfumado después de esa salida, este post horrendo ni existiría. Pero viendo que no acusa recibo de mi papel de “Desaparecida sin acción”, no puedo evitar preguntarme: LO QUE ESTÁ BUSCANDO ES QUE LE DIGA QUE ES UN IMBÉCIL, O CON TARADO LE ALCANZARÁ?