Acabo de sumar un nuevo trastorno a mi batería de desquicios injustificados: los hombres que usan lentes, pero miran por sobre ellos, me dan miedo. MUCHO.
Antes que enfrentarme a un espécimen de éstos, prefiero decir Zulma Lobato cinco veces frente al espejo, transarme a un critter, o pedirle a Macri que siga cantando.
Ahora, no me duermo más…
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