martes, 6 de julio de 2010

Indignated

En cierto baño, de cierta empresa, de cierta ciudad, Lola casi se descompone.

Puede ser que las mujeres sean (no me incluyo: soy obsesiva con el temita de la limpieza y el orden) unas reverendas mugrientas?

Son incapaces de mantener un baño limpio durante más de diez minutos: dejan papeles tirados a ambos lados del inodoro, salpican los alrededores de las piletas como si se hubiera sumergido godzilla, y de los tampones mejor ni hablar.

Podrán hacerlo de vagas, porque nadie les enseñó o simplemente de ignorantes y desconsideradas, pero a mi no me importan los motivos. Sólo quisiera arrastrarlas con sus impecables trajecitos de Akiabara por todo el piso del baño, para que aprendan las muy imbéciles. Como diría mi abuela, a ellas no les vuela ni una mosca, pero con su entorno, son despreciables. Y ni hablar de las veces que salen del asqueroso recinto sin siquiera lavarse las manos.

Yo sé que mis modales dejarían patitieso al mismísimo Rafa Di Zeo, pero esto no se hace. Mañana mismo empiezo a dejar cartelitos con amenazas de muerte. Ya van a ver. Ts.

1 comentario:

Todos queremos ir al baño de carlitos, como en la tele (?) dijo...

Hay 2 grandes misterios para el hombre dentro del universo: El baño de mujeres, y sus carteras. Asombra el relato; uno, que es limpito, se imagina a las mujeres con la delicadeza suficiente como para no caer en tales prácticas, pero se ve que cuando el baño es ajeno hay una constante que no distingue géneros: Lo usan como si nunca más tuviesen que volver a usarlo (En estos casos... sufrirlo). Del baño de hombres le puedo contar que por lo general no hay mayores problemas porque no hay que sentarse, a lo sumo hay que cuidarse de no meter demasiado el calzado en el charco de orín, amén de cuidar algún pantalón que pueda llegar a tocar eventualmente el piso al desajustarlo un poco. pero si fuese necesario sentarse al trono...Esfinteres a mí! (?) puedo asegurar que nunca en mi vida he encontrado un baño en el que se pueda cagar con decencia y humanidad. Sepa que la entiendo, soy hijo de una obsesiva de la limpieza, y de esos pocos que antes de orinar se preocupa por levantar la tabla para que se mantenga limpia.