jueves, 6 de mayo de 2010

Querés un pañuelo?

Conozco a un tipo divino por una triste y mal diseñada página de Internet (la primera que me animé a visitar, en Diciembre de 2009, tres meses después de llorar como una loca psicótica por mi ex).

Hablamos durantes unos quince días, y me divierto como loca.
Me hace reír, es en apariencia inteligente y muy culto (dos de las cosas que más kinky me ponen).
Tiene una vida propia, es independiente, y con treinta y cinco años, repartidos en una fisonomía más que llamativa, hace como diez que abandonó el nido materno.
Es un diseñador gráfico genial, que está listo para ser violado indiscriminadamente por la que aquí suscribe, y que llena mi casilla de los mails más divertidos que jamás haya leído.
Escribe sin un solo horror ortográfico, y tiene unos ojos verdes a los que, sin lugar a dudas, podría volverme adicta.

Nos vamos al carajo y empezamos a hablar de hijos.

Nos vamos más al carajo, y ya estamos planeando la luna de miel (a dónde te gustaría que vayamos? A las Maldivas! Ay, no!! En serio??? A mi también!!! Qué pelotudos…).

Finalmente, decidimos salir de la vida virtual.

Me pasa a buscar por casa.
Abro la puerta, nos miramos, nos reímos como dos idiotas y nos abrazamos como viejos – y degenerados- amigos.
Caminamos D-E-L-A-M-A-N-O hasta Los Incas y mi amada Triunvirato, tomamos un taxi, y nos vamos al cine.
Sacamos entradas para una de esas películas románticas que nada prometen… salvo suficiente oscuridad como para matarnos a besos.

Un vaso de seven en las manos de él, papas fritas en las mías, y entramos.
Dicho y hecho: besos perfectos, labios ídem.

No hubo un solo segundo en el que prestáramos atención a la fucking película, hasta que… se largó a llorar.

Nunca entendí que había pasado, salvo que alguien – según él- se había muerto y había dejado a su gran amor esperando.

Me pueden decir en que fatídico momento le prestó atención al argumento?

Que los metrosexuales son un invento relativamente nuevo, y a veces insoportable, ya lo asumí.

Que los delincuentes de siempre son los más seductores, también.

Pero qué un tipo que pasa horas y horas al día metido en el gimnasio, con el único objetivo de convertirse en una “máquina de matar” (avejentada), me venga a decir, lleno de mocos y a los gritos por mi supuesta falta de sensibilidad, que dos ciertos personajes inservibles le acaban de “partir el alma” al “inundarlo de emociones que creía reprimidas”, con la voz de Buonanotte, me pone de mal humor.
DE MUY MAL HUMOR.

1 comentario:

Ale dijo...

Durante la primera mitad de la descripción creí saber qué estaba leyendo. Después de la segunda, decididamente no sabía un carajo.

Y la explicación es ciertamente buenísima, pero con la última línea ya argumentabas tu odio: que alguien te diga algo con la voz de Buonanotte ya es razón para matarlo a escobazos.